Rememora el gremio cultural enseñanzas del “generoso” Rodrigo Moya

Rememora el gremio cultural enseñanzas del generoso
Rodrigo Moya
▲ Rodrigo Moya en la inauguración de la exposición Cuba 1964: La Revolución en Marcha, en el Museo de Historia de Tlalpan, Ciudad de México, 2018.Foto Roberto García Ortiz
Daniel López Aguilar
Periódico La JornadaViernes 1º de agosto de 2025, p. 5
Mientras se multiplican las muestras de duelo en el ámbito cultural por la muerte de Rodrigo Moya, su hijo Pablo confirmó que el fotógrafo fue cremado este jueves por la mañana, tal como fue su voluntad.
Aunque no se realizó un velorio, la familia prepara un encuentro íntimo para despedirlo: Pasando estos días tormentosos vamos a organizar algo en su casa para recibir a sus amigos y despedirlo juntos
.
Pablo Moya añadió que, si bien algunas instancias han manifestado su pésame, espera que con el tiempo muestren interés por el archivo que su padre construyó durante décadas y que constituye un testimonio esencial de la historia de México y Latinoamérica.
El archivo se encuentra en muy buen estado y bien organizado. Susan Flaherty, su esposa, seguirá al frente de él, resguardándolo y cuidándolo, seguramente con el mismo cariño y dedicación que le ha puesto desde que lo iniciaron juntos hace 25 años
.
Aunque es prematuro hablar de planes a futuro, aseguró que se hará todo lo posible para mantener el archivo vivo y activo
.
Uno de los testimonios más entrañables lo compartió el fotógrafo, documentalista y crítico de cine colombiano Guillermo Angulo, quien definió a Moya como su mejor amigo y discípulo.
“Estoy muy triste por el deceso de Rodrigo Moya. Deja un conjunto de negativos que son la historia de México y de parte de Latinoamérica.
“Nunca renegó de su posición de hombre de izquierda, siempre del lado de los débiles, como lo reflejan sus fotos, verdaderas obras maestras. Para muestra un botón: su extraordinaria pieza titulada Guerrilleros en la niebla.
El gobierno mexicano debería hacer algo para preservar la valiosa colección de negativos de Moya, de gran importancia para el arte del país.
En entrevista con La Jornada, Angulo recordó que se conocieron en los años 50, cuando él era jefe de fotógrafos de la revista Impacto, dirigida por Regino Hernández Llergo, y Moya trabajaba en televisión.
“Decidimos intercambiar conocimientos: él me enseñó cómo funcionaba una cámara de televisión y yo le mostré cómo revelar negativos y hacer copias. Quedó maravillado al ver cómo sumergía un papel fotográfico en el líquido revelador y aparecía la imagen de su hermana, que era bailarina.
Con excesiva generosidad decía en casi todas las entrevistas que había sido su maestro, y yo alegaba que no, porque la fotografía es una manera personal de ver el mundo, y eso no se puede enseñar.
Desde distintos frentes institucionales también llegaron mensajes que subrayaron la dimensión de su legado. La Secretaría de Cultura federal lo reconoció como una figura esencial del fotoperiodismo latinoamericano
, cuya cámara retrató las desigualdades sociales, las luchas populares y los movimientos revolucionarios de los años 50 y 60
.
Cultura UNAM recordó una de sus frases más íntimas: La fotografía fue para mí la aproximación más intensa a la vida, a la naturaleza del mundo, a los seres y cosas que entraron por mi lente y allí siguen, poblando la memoria y la pequeña superficie del papel fotográfico, negándose a morir, mirándome con los mismos ojos con que me miraron hace décadas
.
Moya falleció el pasado miércoles, en su casa de Cuernavaca, Morelos, tras una convalecencia derivada de una cirugía.
Fallece Mara La Madrid, sicoanalista siempre solidaria con temas sociales
Ángel Vargas
Periódico La JornadaViernes 1º de agosto de 2025, p. 5
A los 82 años, falleció ayer la sicoanalista de origen argentino Mara La Madrid, viuda del poeta Juan Gelman (1930-2014), ampliamente reconocida por su compromiso con las mejores causas y su desempeño en su profesión.
El deceso ocurrió en la madrugada por causas naturales en su casa de la Ciudad de México, donde horas después se realizaron las ceremonias fúnebres en cumplimiento de su última voluntad. Sus restos serán cremados este viernes y sus cenizas permanecerán en el país, informaron Verónica Moore y María Inés Roqué a nombre de la familia.
Es el término de una vida inclasificable y muy plena, con todo y las grandes dificultades que vivió, pero también con la enorme fortaleza y sensibilidad que tuvo
, expresó Moisés Hernández, su amigo y colega, integrante junto con ella y Gabriel Meraz del Consejo editorial de Epeele (Editorial psicoanalítica de la letra AC).
Nacida en la capital argentina el 22 de agosto de 1942, Mara La Madrid estudió sicología en la Universidad de Buenos Aires. Participó, desde principios de la década de 1970, en grupos de estudio y lectura de las obras de Sigmund Freud y Jacques Lacan.
Fue miembro de la École Lacanienne de Psychanalyse y parte del comité editorial de la versión en español de Litoral –cuando esa revista publicada por aquella escuela se mudó de Argentina a México–, así como de Epeele –como ya se mencionó, sello fundado en 1991 para difundir en español los aportes de la enseñanza de Lacan.
Compañera sentimental de Juan Gelman durante los últimos 25 años de su vida, ha sido reconocida asimismo por su activo papel en la búsqueda de la nieta del poeta, Macarena Gelman, nacida en cautiverio durante la dictadura militar argentina.
Desaparecidos en Argentina
Apoyaba diversas causas. Una de las más importantes fue la de los desaparecidos en Argentina. Tuvo una parte muy activa y clave en ese tema; en particular, en la búsqueda de Macarena. Ella y Juan fueron también muy cercanos y solidarios con el movimiento zapatista en México
, afirmó el sicoanalista Gabriel Meraz.
Juan no habría podido hacerlo sin ella (encontrar a su nieta en el año 2000)
, agregan Verónica Moore y María Inés Roqué, quienes recuerdan que el poeta y la sicoanalista son coautores del libro, Ni el flaco perdón de Dios, en el que hacen la síntesis y la historia esa proeza.
De acuerdo con Moisés Hernández y Gabriel Meraz, Mara La Madrid estuvo siempre al tanto de la situación política de México y el mundo, además de que se mostró solidaria con diversas causas y movimientos sociales, como el feminista, del que ella fue partícipe.
Tenía una gran sensibilidad por los temas sociales, políticos y de impartición de justicia. Fue una persona completamente solidaria con las causas de la comunidad LGBT+. En ese sentido, era una persona adelantada a su tiempo, porque mostró apertura por ese tema mucho antes que otros sicoanalistas y el resto de la gente
.
Más allá de su compromiso social, según ambos especialistas, su principal contribución está en el terreno del sicoanálisis y la terapia. Mara fue territorio liberado para muchas personas
, agrega Verónica Moore, pues su trabajo salvó a mucha gente en sus vidas emocionales y profesionales.
Mara La Madrid llegó exiliada a México a mediados de la década de 1970 acompañada de su primer esposo, Enrico Stefani, y sus dos hijas. A partir de entonces, según Verónica Moore y María Inés Roqué, tejió una fuerte red de amistad y solidaridad con otros exiliados y sicoanalistas de diversas partes del mundo, la cual se extendió en los 25 años de su relación con Juan Gelman hacia artistas e intelectuales.
Entre ellos se encontraban los escritores José Emilio y Cristina Pacheco, Carlos Monsiváis, el poeta Alí Chumacero, los pintores Arturo Rivera y Gabriel Macotela, y el cantautor español Joaquín Sabina, por mencionar algunos.
Gelman le dedicó la que sería su obra póstuma, Amaramara, publicada cuatro meses después de la muerte del autor, conformada por 26 poemas, la mayoría inéditos, y 23 pinturas de Arturo Rivera.
jornada